viernes, 8 de julio de 2011

LA ORACIÓN UN RETO VERTICAL (1 Parte)


LA ORACIÓN: Búsqueda de la Gloria de Dios (Jn. 14:13).

La oración es la iniciativa de correr a los brazos del Padre buscando el deseo profundo de que Dios sea glorificado en todo. La manera de glorificar a Dios no es pidiendo lo que necesitamos para satisfacer nuestra falta de un bien sino porque deseamos evidenciar en nuestra vida que Cristo es el que podría hacer en nuestra vida lo que nosotros no podemos (Juan 15: 7). Por tanto, mientras Cristo es glorificado en nuestras necesidades, admitimos en oración, con toda sinceridad de que sólo él puede ayudarnos y que la confianza es que Dios proveerá el socorro que necesitamos.

La oración humilla al orador como necesitado y exalta a Dios como soberano. De otro modo tal oración seria egoísta. La oración no es una junta de negociación donde le decimos a Dios lo que necesitamos y ya, sino la muestra de que descansamos en Él y que sólo conteste mi oración en tanto su nombre sea glorificado en el milagro que necesito ver en mi vida de tal forma que  me llene de alegría y gozo pleno. Quien se aburre de orar se ha aburrido de ver a Dios glorificado.

Ahora la oración exige algo. En Juan 15:7 es necesario pertenecer en Jesús ¿Pero cómo podrías permanecer en Jesús sino le conoces personalmente? En Juan 4 Jesús le dice a la mujer Samaritana “Si conocieras quien te pide agua… tu le pedirías” ¡LE PEDIRÍAS! La falla en nuestra oración es nuestra fe ignorante de Cristo. Sabemos sobre él, pero no sabemos quién es él. Las personas de oración no son las que más oran sino las que buscan como mayor deseo que Dios sea glorificado. Si nuestra oración fuera más vertical y menos auto-direccionada  buscando glorificar al Padre como Dador y Cristo como nuestro todo, entonces seríamos realmente personas de oración.

Leamos Salmo 50:15 “la oración no es sólo hablar con Dios” es la mayor expresión de la fe de un cristiano. Esto se nos hace más claro en el texto de Hebreos 11:1, fe que espera ver a su Dios trabajar en su vida, haciendo posible lo imposible, mientras los demás observan como el Padre es el todo de tu vida. Spurgeon dice:

Dios y el hombre en oración tienen ambos su papel. En primer lugar está lo que te corresponde a ti: «Invócame en el día de la angustia». En segundo lugar tenemos lo que le corresponde a Dios: «Te libraré». De nuevo entras tú en acción, porque serás liberado. Y de nuevo será el turno de Dios: «Tú me honrarás». Aquí tenemos un convenio, un pacto en el que Dios entra contigo, con aquel que ora a él y a quien él ayuda. El dice: Tú recibirás la liberación, pero yo debo recibir la gloria... Estamos ante una comunión maravillosa: Obtenemos lo que tanto necesitamos, y todo lo que Dios recibe es la gloria debida a su nombre.

El mayor gozo no se evidencia en tener cosas sino en ver la mano de Dios al  momento de suplir. Tanto gozo no  podría ser opacado jamás por las dificultades; sino que comprendemos, que las circunstancias en las que antes nos sentíamos ahogarnos, se convierten en la mayor forma de glorificar a Dios. Por tanto, un día que pases sin orar es un día en el que eres apático  a la glorificación de Dios, y cada deseo de querer tomar la rienda de tu vida por no buscar la ayuda de Dios es una oportunidad perdida de ser un adorador verdadero.  La glorificación de Dios no se encuentra en la provisión o en la sanidad, sino en que Él es quien provee y que él es quien sana. Aleluya.

¿Ahora, pedir no constituye de todos modos una acción donde deseo obtener algo porque aparte de ser una necesidad se convertirá en un motivo para ser feliz? ¿No es eso egoísta? Para un cristiano su gozo no se encuentra en obtener sino en que Dios es quien le provee. El gozo está infundido por ver a Dios actuar en nuestras vidas. Por tanto, el obtener algo es testificación de la gracia y la misericordia de Dios. Tales cosas no son entonces el motivo sino el medio por el que puedo glorificar a mi Padre Celestial.

Santiago condena tajantemente la oración que es motivada por placer y nada más. Santiago 4:3-5 dice: “Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. ¡Oh, almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente?”. La oración egoísta es aquella que es infiel a Dios y desleal; cual hijo pródigo que pide y toma los bienes dados de su Padre y los goza haciendo el mal. Tal oración es comparada con el adulterio, que casados con Dios nos deleitamos con quienes no son nuestros dueños. Intentar ser amigo del mundo es adulterio en contra de Dios. Entonces ¿Cómo evitar que pidiendo cosas haga adulterio en contra de Dios?

Tengamos en cuenta lo dicho por el salmista en un libro de oraciones: “¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? y fuera de ti nada deseo en la tierra. Mi carne y mi corazón desfallecen; Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre (Salmo 3:25-26).” San Agustín lo dijo en una frase así: “Te ama demasiado poco aquel que ama algo junto a ti, si no lo ama en tu nombre”. Si deseo algo lo deseo en el nombre de Dios, porque fuera de él no deseo en la tierra, así que la esposa que pido, el empleo que pido, el dinero que pido, el computador que pido, los estudios que pido, entre otras cosas que pido sean para ver en ellas más de Dios y experimentar su gracia. Por tanto no glorificamos a Dios, en oración, porque él necesite ser glorificado y esta sea una necesidad suya, sino porque en tanto oramos nosotros pedimos para que en la provisión que él nos dé a nosotros su nombre sea excelso en medio de mi situación.


No sirves a Dios en tanto que él te necesita sino por el deseo de
 que él te sirva a ti y su acción sea causa de gloria para el Señor, que él es Dador. Aquí no es que Dios es Dador para darme nada más sino para que se conozca que él es Dador. En este punto entra el concepto que no ha muchos nos gusta, esperar. Dios es quien puede proveer, nuestro trabajo es esperar en fe, sin dudar de su carácter fiel.




informes en: 
Ministerio de Expositores Bíblicos
Iglesia del Divino Salvador
Planeta Rica - Córdoba (Colombia)
e-mail: minexpobiblicos@gmail.com 


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