viernes, 7 de octubre de 2011

EL MES DE LA BIBLIA Y LA REFORMA: Un poco de historia



El 31 de Octubre de 1517 el monje agustiniano Martín Lutero clavo en las puertas de la Iglesia del Palacio de Wittenberg sus 95 tesis con las que desafió las enseñanzas de la Iglesia de Roma con respecto a la naturaleza de la penitencia, la autoridad del Papa y la utilidad de las indulgencias.


Martín Lutero, Nació cerca de Eisennach, Alemania, en 1483 de padres de humilde condición, durante el desarrollo de su vida mantuvo una formación religiosa inigualable, por lo que en 1505, decidió cambiar el rumbo de ella de manera radical ,decidiendo entrar al monasterio Augustino en Erfurt.

Luego en 1507, con 24 años, fue ordenado como sacerdote continuando así un largo camino que lo llevaría a descubrir en 1517 la predicación de indulgencias por parte de un monje dominico, Tetzel.

Por medio de la compra de indulgencias, según la enseñanza tradicional, se libraba a las almas recluidas en el purgatorio de los tormentos del mismo, causa que introdujo a lutero en una batalla por la verdad  causando la apertura de un tribunal de inquisicón que culminó en la excomulgación de Lutero de la iglesia católica.

El 15 de junio de 1520 León X publicó la bula de excomunión de Lutero intitulada Exsurge Domine; cuando Lutero la recibió se dirigió al pudridero de la ciudad y juntamente con el Derecho Canónico, la arrojó a las llamas.

En este mismo año Lutero completó el ciclo de su ruptura con la Iglesia, al desarrollar sus ideas en tres grandes escritos reformistas: Llamamiento a la nobleza cristiana de la nación alemana, La cautividad babilónica de la Iglesia y Sobre la libertad cristiana.

Finalmente, el papa León X le condenó y excomulgó como hereje en una bula que Lutero quemó públicamente (1520).


Sería Lutero quien establecería puntos claros sobre la salvación sopesada en la sola gracia de Dios, en su amor y generosidad sin la influencia de las obras del ser humano; que hoy constituyen parte de la base teológica de la iglesia criatiana protestante. Lutero sintetisa esto en tres consignas: Sola gracia, sola fe y sola Escritura. En este mes de la Biblia, los creyentes tenemos el mandato bíblico de la obediencia a Dios por encima de cualquier orden humana y, como dijo el Dr. Lutero, frente al Emperador Carlos V, “Mi mente está cautiva por la Palabra de Dios y, a menos que me convenzan de mi error por la Biblia, no puedo, ni quiero, ni debo retractarme. Dios me ayude”.

jueves, 6 de octubre de 2011

LO QUE DIOS NOS DICE EN ESTE MES DE OCTUBRE

    Confiad en el SEÑOR para siempre,
         porque en DIOS el SEÑOR, tenemos una Roca eterna.
    Isaías 26:4 (LBA)


Copyright © 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation


viernes, 2 de septiembre de 2011

LO QUE DIOS NOS DICE EN ESTE MES DE SEPTIEMBRE

Salmo 119:64 (La Biblia de las Américas - LBLA)

La tierra, oh SEÑOR, está llena de tu misericordia;
enséñame tus estatutos.





Tomado de:
La Biblia de las Américas (LBLA)
Copyright © 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation

lunes, 8 de agosto de 2011

SALIENDO DEL ALMUD. Reflexión basada en el libro de Apocalipsis.

Texto: Ap. 1: 9-19

Tocaremos tres aspectos a la que la iglesia es llamada y a la que como miembros de la iglesia somos llamados. Actitudes por las que podemos salir del almud.

1.Aspecto: Necesitamos encontrarnos día a día con Jesús. (1:1-11). Juan se presenta a los hermanos de su cultura como un compañero y hermano. Cada uno de nosotros tenemos la dicha y la bendición de Dios, al tener amigos o amigas a nuestro lado. Pero Juan sobre pasa el límite de lo sentimental, lleva su hermandad, su familiaridad y compañerismo no a los bellos momentos que pudo haber vivido con sus hermanos, sino a que él y ellos tienen algo en común, a Cristo.
Es hermano en tres cosas: (1) tribulación; (2) en el reino; (3) La perseverancia en Jesús. Si el estándar de nuestras amistades fuera éste tal vez encontraríamos una sazón diferente cada vez que viéramos a un amigo o hermano de la Iglesia. Notan hermanos, que lo que nos une, y le da sentido a nuestra comunión en el día de hoy, es porque participamos de Cristo. Si hemos fracasado a nuestro compañerismo con la Iglesia es porque hermanos hemos fallados con el deseo de ser participes de Cristo en: la tribulación, el reino y la perseverancia.
Hermanos, nuestra relación con la Iglesia Universal está en el sufrimiento, compartiendo los padecimientos del Señor; y en el reino, porque no puede haber otro propósito en mi vida que vivir, experimentar y proclamar a Cristo; y en la perseverancia en medio de las circunstancias, siendo fiel por encima de lo que el mundo me pueda ofrecer.
El mundo nos debe ser hostil; si él es nuestro aliado en vez de nuestro enemigo entonces hemos cambiado nuestra lealtad y la hemos vendido por migajas que sólo nos hacen sentir bien; hemos puesto el gusto de querer hacer según nuestros deseos que desear identificarnos con Cristo. Si el mundo nos es hostil que lo sea por las razones correctas. Si el mundo nos incomoda no sea porque nuestra incomodidad es por no poder estar allá; sino porque en nosotros como dice Ap. 1:9 está la palabra de Dios “De quien dependemos, a quien deseamos ser fieles, a quien queremos adorar con la vida”. Porque hermanos, cuando el trabajo, las profesiones, los trámites económicos, los negocios, los títulos, entre otras cosas desaparezcan; sólo nos quedará algo que hemos debido vivir en medio de esas cosas, adoración al Dios fiel.
¿Qué es en el Espíritu y el día del Señor para nosotros? Hermanos son dos cosas: (1) comunión de vida, vivir a Cristo en la cotidianidad; y (2) el día del Señor siempre es mi presente. Hoy más que ayer puedo tener comunión con él; pero mañana más que hoy.

2.Aspecto: Necesitamos mostrar a Cristo tal cual se nos mostró él. (1:12-16). Juan sabe que la voz que escucha, sólo la ha leído en textos del AT, donde cuando Dios habla para dar sus mandamientos al pueblo de Israel en el desierto, se oye como voz de bocina que se extiende, que causa terror, que provoca reverencia, que llama a vivir en santidad. Es esa la voz que Juan escucha y el desea voltear a ver ese personaje.

Lo primero que Juan ve es a la Iglesia, representada en 7 candeleros de oro. ¿Qué dijo Jesús en el Sermón del Monte a sus discípulos? “vosotros sois la luz del mundo” no “ustedes deben ser o intenten ser o aparenten ser o luchen por ser la luz del mundo”. Juan ve a la iglesia no como una comunidad que vive religiosamente bien. Ella no devela religión, devela Luz, devela a Cristo. Juan ve a la iglesia en virtud de la misión y del evangelio. Te has preguntado ¿Cuál es el propósito de Dios conmigo? Apocalipsis nos lanza Luz sobre ello “eres luz”.

Pero aquí la iglesia no es autónoma, autosuficiente, autosostenible, sino por el contrario, vive y gira alrededor del “Hijo del Hombre”. El eslabón que une a esta Iglesia en siete es Jesucristo. Si Jesús falta en la Iglesia y en nuestra vida, no somos más que candeleros girando alrededor de la nada o más probablemente de nosotros mismos. Hermanos ¿Qué es el evangelio para nosotros? ¿Qué significa Jesús para cada uno de nosotros? ¿Qué significa para nosotros su vida, sus palabras, sus hechos, su cruz, su resurrección, su segunda venida?

Él en medio nuestro debe ser adorado: como Sacerdote, quien intercedió por muerte, por ti y por mí; Él es quien se levanta como Rey y gobernante de todos los pueblos y más íntimamente de mi vida personal ¿Qué tanto respeto su reinado y soberanía sobre mi vida? ¿Él es sólo mi amigo pero no mi Rey? ¿Es Padre solamente pero no mi Soberano Señor? Él es Santo y pide de nosotros una vida de santidad. Cabello y cabeza blancos como “lana y nieve” en este texto de Apocalipsis son las mismas palabras que Isaías usa como características para aquellos que se acercaron a Dios con sus pecados y fueron limpios y apartados para él. Se nos habla de un Dios alejado del pecado.

Sus pies muestran justicia y pureza, pisadas que él pide de nosotros y su voz tronante que merece ser dignamente escuchada, guardada y obedecida. Hermanos hemos sido hechos hijos del Soberano Señor del Universo, por la muerte de su Hijo. Nuestra vida no podría ser tan normal, no después de conocerle. Él tiene en sus manos el dominio de la Iglesia. Y de su boca una espada capaz de penetrar hasta lo más profundo del alma, que entra en la profundidad de la Iglesia, que descubre el ser de la misma. Así Él debe ser adorado hoy, mañana, pasado mañana y los días que sigan.

3.Aspecto: Necesitamos caer a sus pies y dejar que nos levante. (1:17-19). Cuando se contempla a Jesús, cuando nos encontramos con él, no hay otra respuesta del ser que postrarse, caer como muerto a sus pies. Dejar que el extienda su mano derecha y nos permita estar en pie, no ya por nuestro logros o meritos, sino porque él mismo nos sustenta para estar en pie delante de él.

Ya no soy el que se mantiene en pie; no soy quien luchará por sus fuerzas con el mundo. Es Él quien nos dice: no temas; porque ante quien te has venido a refugiar abandonando toda seguridad de otras cosas es:

- El primero y el último: es el límite de todas tus circunstancias. Yo lo se todo sobre ti. Y no hay nada que vivas que no esté en mi plan.
- El que vive, estuve muerto, y vivo para siempre: Quien ha logrado lo que tú no has podido, ahora eres parte de mi familia, mi herencia, mi posesión. En tanto yo viva para siempre, así mismo tú serás mío. “serás mi pueblo y yo seré tu Dios”.
- La muerte y el Hades son míos. Lo que no puedes controlar está bajo mi control. Yo te otorgaré lo que necesitas, porque lo conozco. En tanto te sustento con vida, será para que mientras respires más mi Nombre sea glorificado en tu vida. Recordemos: sólo nos basta su gracia, no necesitamos nada más, si somos débiles él es más glorificado al presentarse como nuestro salvador y sustentador si Él es el todo de nuestra vida.

De aquí en adelante todo lo que tenga que suceder, suceda y sucederá se basa en quien es Cristo, Él es el dueño de la historia. Esto fue escrito por testimonio en la historia. Hermanos, nuestras acciones serán juzgadas en la historia, por eso, glorifiquémosle en nuestra vida. A Él sea la Gloria en medio de su Iglesia. Amén.

Reflexión de: Rafael Ramos

domingo, 7 de agosto de 2011

MAÑANA DE ORACIÓN DEL MINISTERIO DE EXPOSITORES BÍBLICOS

Esta es la oportunidad de juntos orar a Dios para que cada día en nuestras vidas su nombre sea engrandecido. Un tiempo para interceder a favor de la predicación de la Palabra de Dios en nuestra Iglesia, en nuestro municipi

o, departamento y país. Un tiempo de familiaridad y comunión intima con Dios.Una mañana donde...

EN LA ORACIÓN Y EL RETIRO SUBIMOS A DIOS PARA ESCUCHAR SU PALABRA.

EN LA ORACIÓN SUBIMOS A DIOS PARA HALLAR DESCANSO Y REPOSO AL ESCUCHAR SU PALABRA.

EN LA ORACIÓN SUBIMOS A DIOS PARA HALLAR GUÍA Y FORTALEZA AL CONOCER SU PALABRA.



Día: 14 de Agosto de 2011
Lugar: Iglesia del Divino Salvador.
Ciudad: Planeta Rica - Córdoba
Invita: Ministerio de Expositores Bíblicos
Escuela de Expositores Bíblicos - IDDS.

jueves, 21 de julio de 2011

LAS PERSONAS ORGULLOSAS NO AGRADECEN. Reflexión del Pastor John Piper. en Rom. 1:16-23


Romanos 1:18-23 describe lo que es universalmente cierto de todas las personas que no se han sometido al poder del evangelio. Ellas han apreciado la verdad acerca de Dios desde la creación, pero sus inclinaciones naturales van tan fuertemente en contra de esta verdad, que la ocultan (v.18). Las personas que aman el pecado odian la luz y no vendrán a la luz a menos que sus obras deban ser expuestas (Juan 3:20). Pero la luz de la verdad de Dios sigue resplandeciendo en el evangelio de Jesucristo (2 Corintios 4: 4-6); y resplandece, para aquellos fuera del evangelio, en la obra de la creación.
“Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día emite palabra a otro día, y una noche a otra noche declara sabiduría” (Salmos 19: 1-2). “Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas” (Romanos 1: 20).
Para aquellos que, mediante la gracia de Dios, aman la verdad y no quieren ocultarla, la creación se vuelve un deslumbrante libro de lecciones en teología. La creación enseña que existe una deidad, un Ser infinitamente maravilloso, que hizo el mundo. Enseña que este Ser es eterno y que tiene un estupendo poder. El mundo en su estructura molecular, visible y galáctica; y en su orden, lleva la marca de un Arquitecto. Y sí él es el Arquitecto de todo lo que existe, no fue creado por nadie y es eterno. Un eternamente poderoso e infinitamente maravilloso Creador de todas las cosas, se hace evidente en el libro de lecciones que es la creación. Pero eso no es todo lo que podemos leer en este libro.
Si existe un Dios todopoderoso e infinitamente glorioso que creó todas las cosas. Entonces yo también, soy su criatura. Y todo lo que tengo es de él. ¿Quién a no ser el Creador, da a los hombres vida, aliento, y todas las cosas (Hechos 17: 25)? Parándome ante la irresistible lógica del libro de lecciones que es la creación, tengo que admitir que todo es un regalo. Es inconcebible que el Creador algún día tenga que deberme algo. ¿Pues cuando podría darle un regalo por el que deba ser recompensado? “Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas” (Romanos 11: 35-36). Yo no soy mío, le pertenezco a mi Creador. Mi existencia se debe a él, y por tanto mi existencia tiene que ser para él.
¿Pero que le puedo dar yo a mi Creador? Si él tuviere hambre no me lo diría, porque el mundo y todo lo que hay en él, es suyo. Las aves del aire, los gusanos en el campo, el ganado en los miles de montes, pertenecen a él (Salmos 50: 10-12). Todo lo que existe es de Dios. No puedo mejorar a Dios. No puedo enriquecer ni adicionarle algo a Dios. Siempre seré, completa e ineludiblemente, el recipiente. No “es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo” (Hechos 17:25). ¿Cómo, pues, viviré para él? ¿Cómo le agradaré?
La respuesta a esta pregunta, también está escrita en el libro de lecciones que es la creación reflejada en nuestra propia conciencia. ¡Debo estarle agradecido a él! Sino puedo añadirle algo a su gloria, entonces debo honrar su gloria. Si existe un Dios eternamente poderoso e infinitamente maravilloso que creó todo lo que existe, entonces existe solamente un destino justo para sus criaturas -vivir para la alabanza de su gloria… unirnos a nuestro Creador en su propósito de hacer que su poder y gloria sean conocidos y amados entre las naciones. ¿Cómo honrará una mera criatura la gloria de su Creador? Todos conocemos la respuesta a esa pregunta: Honramos su gloria queriéndola y estando agradecidos. “El que sacrifica alabanza me honrará” (Salmos 50: 23).
La gratitud honra a Dios. La gratitud es el eco de la gracia cuando repercute a través de los recovecos del corazón humano. Gratitud es aceptar un regalo gratuito sin sentir vergüenza y declarar de todo corazón que lo que queremos no lo podemos comprar. Por tanto la gratitud glorifica a la gracia gratuita de Dios y representa la humildad de un necesitado y receptivo corazón.
Es realmente asombroso cuánto podemos conocer acerca de Dios y nuestro deber, al solo ponderar honestamente la lección del libro de la creación: que existe un Ser infinitamente maravilloso quien hizo todas las cosas, tiene un poder eterno, a quien debemos la vida, el aliento y todo lo demás; a quien, por tanto, debemos glorificar y agradecer desde el fondo de nuestros corazones día y noche. Ninguno que comprenda la realidad en que vive necesita la Biblia para saber que debe glorificar y dar gracias a Dios. Está escrito en el cielo y en el corazón humano –sin embargo, nadie obedece.
“Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias” (Romanos1:21). “...por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23). “Profesando ser sabios, se hicieron necios, 23y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de… (Romanos 1: 22-23).
Lo que Pablo quiere decir en (Romanos 3:23) con ‘todos los hombres están destituidos de la gloria de Dios’, está explicado en Romanos 1:23 -todos cambiaron la gloria de Dios por imágenes. Así que el significado del pecado está claro: el pecado es tomar el diamante que es la gloria de Dios, llevarlo a la casa de empeños del orgullo, y empeñarlo por el mármol quebrado de la autosuficiencia. Note el versículo 22: Profesando ser sabios, se hicieron necios, 23y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de…” Toda la creación da testimonio de que somos las criaturas de un Creador eternamente poderoso e infinitamente glorioso, y que debemos querer su gloria por encima de todas las cosas, que debemos agradecerle de todo corazón día y noche. Pero por alguna misteriosa razón el corazón humano repudia esa verdad y la oculta (v.18), o como dice el versículo 25, nosotros cambiamos la verdad acerca de Dios por una mentira. ¿Por qué? Porque queremos que piensen que somos sabios. “Profesando ser sabios […] cambiaron la gloria de Dios.”
La razón por la que el corazón humano repudia la verdad que enseña la creación, es que ésta es demasiado humilde. Desde el profundo mar hasta el brillante cielo, la creación grita que Diostiene poder eterno, que Dios es un Ser infinitamente maravilloso, que Dioses el Creador de todo lo que existe, y que somos totalmente dependientes de su absoluta libertad de decisiones para crear y sostener nuestra vida o no. Y, por lo tanto, debemos glorificarle a él y no a nosotros, y darle las gracias a él y no tomarnos el crédito para nosotros. ‘Pero las personas orgullosas no agradecen’ La gratitud es el eco de la gracia cuando repercute a través de los recovecos del corazón humano. Pero las personas orgullosas no necesitan la gracia. No creen que sus corazones estén vacíos sin Dios. ¡Están llenos de sabiduría! Y, “Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de....” Las personas orgullosas no agradecen. Con los labios apretados toman el diamante, que es la gloria de Dios, entran a la casa de empeños del orgullo, y lo empeñan a cambio del mármol quebrado de la autosuficiencia. Después se llevan este pequeño ídolo a casa, lo ponen en el manto de sus mentes, y se postran ante él en cientos de formas diferentes cada día. “habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos [...] Profesando ser sabios...”. Las personas orgullosas no dan las gracias.
Ahora bien, aquí debemos evitar señalar con el dedo en vano, como si Madalyn Murray O’Hair, o Hugo Heggner, o alguna tribupagana fueran los únicos acusados en este caso. Nosotros, que conocemos bien a Dios, también estamos señalados en este texto. Hay una prueba que usualmente uso para humillarme a mí mismo frente al Señor. Se la recomiendo. Considere la espontaneidad y la intensidad de la ira, cuando alguien levanta falso testimonio contra usted, o interrumpe su concentración, o se cuela delante de usted en la tienda de comestibles Country Club; compare esas emociones con la intensidad y la espontaneidad de la indignación cuando alguien levanta una calumnia acerca de Dios, y cuando sus mandamientos son quebrantados y las personas se ponen por delante de élO considere la emoción sincera que experimenta cuando consigue un ascenso, o una inesperada ventaja fiscal, o un reconocimiento de su superior; y compare esta sincera emoción con la sinceridad y la intensidad de la emoción que siente cuando contempla el carácter de Cristo y la gloria de Dios. Un momento de reflexión nos humillará, virtualmente, a todos. Nuestros corazones están vivos, son rápidos, son sensibles, son receptivos y están llenos de emociones hacia las cosas que conciernen a nuestros placeres materiales y nuestro ego. Pero Oh, ¡cuan lentos y que aburridos y que indiferentes y que lacónicos somos intelectualmente hacia la realidad de Dios! Por tanto, no señalemos con nuestro dedo a otros que empeñan la gloria de Dios a cambio del mármol quebrado de la autosuficiencia. Existe suficiente evidencia en nuestra propia vida emocional, para probar que nosotros también, hemos apenas comenzando a inclinar, nuestros sentimientos hacia el diamante de la gloria de Dios.
Tenemos una profunda necesidad de contribución y arrepentimiento. La razón por la que recalco esto en el domingo que precede a una de las vacaciones más felices del año, es porque quiero que el jueves1 experimenten la mayor cantidad de gozo, proveniente de corazones con profunda gratitud. Las personas orgullosas no agradecen, y nosotros padecemos profundamente de orgullo. Si no comenzamos nuestra Festividad con un arrepentimiento, simplemente nos estaremos uniendo al mundo en el irónico ejercicio de la Festividad tratando de mostrar un genuino sentimiento de gratitud a cambio del quebrado mármol de la autosuficiencia.
Sé que pudiera unirme al popular coro de escritores y predicadores que constantemente nos dicen cuan hermosos somos. Pudiera pulirle su mármol. Pudiera ponerlo en un lugar seguro, detrás de las caricaturas de calvinísticos predicadores que apalean el pecado y niegan el gozo. Yo pudiera ponerlo bajo el foco de un eslogan como, ‘Si va a ser, depende de mi.’ Y quizás unos pocos de ustedes, cuyo conocimiento de la Biblia y de su propio corazón es poco profundo, dirían, ‘Ah, dulces palabras. Oigan como ama a su pueblo, los hace sentir enteros en lugar de rotos.’ Pero Dios me reprendería con las palabras de Jeremías 6:14, “Y curan la herida de mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz, paz; y no hay paz.”.
Es como si yo fuera un médico y usted viniera a mí con una profunda herida en la planta de su pie, ocasionada por un trozo de vidrio que se hallaba escondido en el fango. Sus amigos están de pie y observan como, cuidadosamente, limpio con un algodón la piel alrededor de la herida, y la saturo. Ellos se maravillan de lo compasivo que parezco y de lo tiernamente que manipulo el área sensible, y de lo expertamente que realizo la sutura, y de lo bien que se encuentra la piel. Pero mi médico jefe, muy ecuánime, se aproxima después y dice, ‘Tienes una buena actitud ante el paciente, Piper; hiciste una sutura; creo que se fueron felices, pero el fondo de esa herida estaba llena de fango cuando la cerraste. Y para el Día de Acción de Gracias ese pié va a estar infectado’. ‘Curan la herida de mi pueblo con liviandad, diciendo: ‘Paz, paz,’ cuando lo que hay es orgullo, orgullo’ Raspen el fango para sacarlo de la herida. Es posible que hoy duela, pero para el jueves saltarán como los corderos del establo.
Mi deseo para ustedes es que su gratitud hacia Dios, este agradecimiento, sea muy profundo, muy auténtico y muy alegre. La razón por la que esto puede ser posible es que Dios da gracia a las personas que odian su orgullo y que están quebrantadas debido a su pecado. David saboreó esta gracia y dijo, “Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado, no despreciaras tú, Oh Dios” (Salmos 51:17). Y Dios mismo da testimonio de su gracia con palabras similares en Isaías 57: 15, “Yo habito en la altura y en la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados.”
Para el verdadero hijo de Dios el repetido descubrimiento de su propio pecado trae consigo un dolor piadoso que produce arrepentimiento, lleva a la salvación y no deja remordimiento (2 Corintios 7: 10). No soy capaz de comprender a las personas que dicen que no debemos abogar por la contrición y la pobreza de espíritu de aquellos cuyos pecados han sido perdonados y están siendo renovados en el Cristo que mora en su interior. Es precisamente porque Cristo me ama tanto que la frialdad de mi celo en la oración, en la meditación, en la adoración y en el testimonio, me aflige tan profundamente. ¿Acaso debemos tomar el desgano de nuestra devoción a la ligera porque él es tan amable? ¿Nunca le han hecho llorar de remordimiento, precisamente porque le han perdonado?
Le ruego a Dios que exista un gran agradecimiento de corazón, hacia Dios, en cada uno de sus hogares esta semana. Le pido que algunos de ustedes se encuentren a sí mismos cantándoles al Señor, que algunos de ustedes escriban una oración de alabanza en su diario, que algunos compongan poemas de agradecimiento, que algunos hagan una larga lista de bendiciones, que algunos pasen un tiempo especial a solas con Cristo y que algunos le digan a su esposa, esposo, o amigo, “Le doy gracias a Dios por tenerte a ti.”
Pero las personas orgullosas no agradecen. Y así, he presentado delante de ustedes, tres verdades muy humildes para mejorar su agradecimiento. La primera verdad: La naturaleza nos enseña que un Ser infinitamente maravilloso y eternamente poderoso nos creó a y a todo lo que tenemos. Por tanto, somos sus criaturas. Él es nuestro dueño. Nuestra vida, nuestro aliento, y todo lo que tenemos es un regalo. Nuestro deber es, simplemente, estarle agradecidos de corazón y apreciar profundamente su gloria. La segunda humilde verdad es que todos estamos lejos de cumplir este deber. No hemos apreciado consistentemente el diamante de la gloria de Dios con un afecto que llegue siquiera cerca de su valor real, sino que lo hemos cambiado una y otra vez por mármoles quebrados, que en nuestra gran ‘sabiduría’ hemos determinado como más valiosos. La tercera humilde verdad es que Dios, en su gran misericordia, envió a su hijo a sufrir el juicio de los que están quebrantados y contritos en espíritu y confían en él.
Las personas orgullosas no agradecen. Pero los que creen estas tres verdades, lo hacen desde lo profundo de sus corazones. La verdad de que somos criaturas totalmente dependientes, la verdad de que somos pecadores depravados y la verdad de que estamos redimidos y completamente perdonados a través de la fe contrita. Si estas tres verdades penetran a su corazón esta mañana, le vaciaran de orgullo y llenaran con agradecimiento hacia Dios.

Extraído de: http://www.desiringgod.org





viernes, 8 de julio de 2011

LA ORACIÓN UN RETO VERTICAL (1 Parte)


LA ORACIÓN: Búsqueda de la Gloria de Dios (Jn. 14:13).

La oración es la iniciativa de correr a los brazos del Padre buscando el deseo profundo de que Dios sea glorificado en todo. La manera de glorificar a Dios no es pidiendo lo que necesitamos para satisfacer nuestra falta de un bien sino porque deseamos evidenciar en nuestra vida que Cristo es el que podría hacer en nuestra vida lo que nosotros no podemos (Juan 15: 7). Por tanto, mientras Cristo es glorificado en nuestras necesidades, admitimos en oración, con toda sinceridad de que sólo él puede ayudarnos y que la confianza es que Dios proveerá el socorro que necesitamos.

La oración humilla al orador como necesitado y exalta a Dios como soberano. De otro modo tal oración seria egoísta. La oración no es una junta de negociación donde le decimos a Dios lo que necesitamos y ya, sino la muestra de que descansamos en Él y que sólo conteste mi oración en tanto su nombre sea glorificado en el milagro que necesito ver en mi vida de tal forma que  me llene de alegría y gozo pleno. Quien se aburre de orar se ha aburrido de ver a Dios glorificado.

Ahora la oración exige algo. En Juan 15:7 es necesario pertenecer en Jesús ¿Pero cómo podrías permanecer en Jesús sino le conoces personalmente? En Juan 4 Jesús le dice a la mujer Samaritana “Si conocieras quien te pide agua… tu le pedirías” ¡LE PEDIRÍAS! La falla en nuestra oración es nuestra fe ignorante de Cristo. Sabemos sobre él, pero no sabemos quién es él. Las personas de oración no son las que más oran sino las que buscan como mayor deseo que Dios sea glorificado. Si nuestra oración fuera más vertical y menos auto-direccionada  buscando glorificar al Padre como Dador y Cristo como nuestro todo, entonces seríamos realmente personas de oración.

Leamos Salmo 50:15 “la oración no es sólo hablar con Dios” es la mayor expresión de la fe de un cristiano. Esto se nos hace más claro en el texto de Hebreos 11:1, fe que espera ver a su Dios trabajar en su vida, haciendo posible lo imposible, mientras los demás observan como el Padre es el todo de tu vida. Spurgeon dice:

Dios y el hombre en oración tienen ambos su papel. En primer lugar está lo que te corresponde a ti: «Invócame en el día de la angustia». En segundo lugar tenemos lo que le corresponde a Dios: «Te libraré». De nuevo entras tú en acción, porque serás liberado. Y de nuevo será el turno de Dios: «Tú me honrarás». Aquí tenemos un convenio, un pacto en el que Dios entra contigo, con aquel que ora a él y a quien él ayuda. El dice: Tú recibirás la liberación, pero yo debo recibir la gloria... Estamos ante una comunión maravillosa: Obtenemos lo que tanto necesitamos, y todo lo que Dios recibe es la gloria debida a su nombre.

El mayor gozo no se evidencia en tener cosas sino en ver la mano de Dios al  momento de suplir. Tanto gozo no  podría ser opacado jamás por las dificultades; sino que comprendemos, que las circunstancias en las que antes nos sentíamos ahogarnos, se convierten en la mayor forma de glorificar a Dios. Por tanto, un día que pases sin orar es un día en el que eres apático  a la glorificación de Dios, y cada deseo de querer tomar la rienda de tu vida por no buscar la ayuda de Dios es una oportunidad perdida de ser un adorador verdadero.  La glorificación de Dios no se encuentra en la provisión o en la sanidad, sino en que Él es quien provee y que él es quien sana. Aleluya.

¿Ahora, pedir no constituye de todos modos una acción donde deseo obtener algo porque aparte de ser una necesidad se convertirá en un motivo para ser feliz? ¿No es eso egoísta? Para un cristiano su gozo no se encuentra en obtener sino en que Dios es quien le provee. El gozo está infundido por ver a Dios actuar en nuestras vidas. Por tanto, el obtener algo es testificación de la gracia y la misericordia de Dios. Tales cosas no son entonces el motivo sino el medio por el que puedo glorificar a mi Padre Celestial.

Santiago condena tajantemente la oración que es motivada por placer y nada más. Santiago 4:3-5 dice: “Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. ¡Oh, almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente?”. La oración egoísta es aquella que es infiel a Dios y desleal; cual hijo pródigo que pide y toma los bienes dados de su Padre y los goza haciendo el mal. Tal oración es comparada con el adulterio, que casados con Dios nos deleitamos con quienes no son nuestros dueños. Intentar ser amigo del mundo es adulterio en contra de Dios. Entonces ¿Cómo evitar que pidiendo cosas haga adulterio en contra de Dios?

Tengamos en cuenta lo dicho por el salmista en un libro de oraciones: “¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? y fuera de ti nada deseo en la tierra. Mi carne y mi corazón desfallecen; Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre (Salmo 3:25-26).” San Agustín lo dijo en una frase así: “Te ama demasiado poco aquel que ama algo junto a ti, si no lo ama en tu nombre”. Si deseo algo lo deseo en el nombre de Dios, porque fuera de él no deseo en la tierra, así que la esposa que pido, el empleo que pido, el dinero que pido, el computador que pido, los estudios que pido, entre otras cosas que pido sean para ver en ellas más de Dios y experimentar su gracia. Por tanto no glorificamos a Dios, en oración, porque él necesite ser glorificado y esta sea una necesidad suya, sino porque en tanto oramos nosotros pedimos para que en la provisión que él nos dé a nosotros su nombre sea excelso en medio de mi situación.


No sirves a Dios en tanto que él te necesita sino por el deseo de
 que él te sirva a ti y su acción sea causa de gloria para el Señor, que él es Dador. Aquí no es que Dios es Dador para darme nada más sino para que se conozca que él es Dador. En este punto entra el concepto que no ha muchos nos gusta, esperar. Dios es quien puede proveer, nuestro trabajo es esperar en fe, sin dudar de su carácter fiel.




informes en: 
Ministerio de Expositores Bíblicos
Iglesia del Divino Salvador
Planeta Rica - Córdoba (Colombia)
e-mail: minexpobiblicos@gmail.com 


viernes, 1 de julio de 2011

LO QUE DIOS NOS DICE EN ESTE MES DE JULIO


"Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais en vuestra ignorancia,sino que así como aquel que os llamó es santo, así también sed vosotros santos en toda vuestra manera de vivir;porque escrito está: SED SANTOS, PORQUE YO SOY SANTO." 
1 Pd. 1:14-16 (La Biblia de las Américas (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation)

   
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martes, 28 de junio de 2011

CRISTIANOS AL CERNIDOR. Una reflexión de Lc. 22:31-34 de Rafael Ramos

31 Simón, Simón, mira  que Satanás os ha reclamado para zarandearos como a trigo; 32 pero yo he rogado por ti para que tu fe no falle; y tú, una vez que hayas regresado, fortalece a tus hermanos. 33 Y Pedro le dijo: Señor, estoy dispuesto a ir contigo tanto a la cárcel como a la muerte. 34 Pero Jesús le dijo: Te digo, Pedro, que el gallo no cantará hoy hasta que tú hayas negado tres veces que me conoces.

Introducción:
El texto de Lucas 22: 31-34, hace parte de los hechos finales del ministerio de Jesús. Esta sublime declaración de Jesús es dicha en medio de la última cena. La prueba más difícil estaba por venir, la fe de los discípulos sería puesta a prueba en el crisol de Dios, sería pasada por fuego. Para Jesús esta cena era importante y un momento esperado por él. Veamos Lc. 22: 15 “Con ansias, intensamente, he deseado comer esta pascua con vosotros antes de padecer”. Es este momento el que aprovecha Jesús para revelar las intenciones del traidor Judas y de su inminente muerte en la cruz, además les exhorta por su preocupación por ver quién sería el mayor o debía ser considerado como el mayor. Con todo, Jesús les reconforta con una promesa muy alentadora:

Pero vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis pruebas. Yo, pues, os asigno un reino, como mi Padre me lo asignó a mí, para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os sentéis en tronos juzgando a las doce tribus de Israel.”  (Lc. 22: 28-30)

Ellos habían permanecido con él en sus pruebas, ahora era el momento de que ellos fueran sometidos a prueba.

El evangelista nos adentra en medio de la realidad a la que se debían enfrentar los discípulos. Satanás ha hecho una petición formal ante Dios para zarandear a los discípulos, de la misma forma como se hace con el trigo. Jesús habla directamente a Pedro de una realidad que no sólo lo afectaría a él sino también a sus consiervos “os ha pedido para zarandearos”. Esa noche sería el momento donde la fe de los discípulos sería puesta a prueba a través de un personaje, no esperado, que ya había hecho estragos en la vida de Judas quien cayó ante el zarandeo del Diablo mucho antes.


No se zarandea a personas incapaces de sentir miedo, frustración, derrota, agonía; y a su vez, que no se puedan arrepentir, sino todo lo contrario, seres humanos en toda su debilidad. Los discípulos, cada uno de ellos, fueron partícipes de los milagros de Jesús, de cómo sanó a mucho, levantó muertos, restauró sanidad a los enfermos y demostró su dominio sobre las fuerzas no solo de la naturaleza sino aun las espirituales. Los tres años de escuela terminarían con un último curso, donde todos estamos inscritos, la prueba.


La garantía, que permite asegurar la permanencia de Pedro en medio de la prueba, es Jesús mismo “Pero YO he orado…”. Ante este hecho donde se encuentra involucrado Satanás, Jesús no responde como muchos esperaríamos: “Yo he rogado para que no te suceda nada malo y Satanás sea reprendido y completamente vencido” sino que en la oración, Jesús intercede por la fe de Pedro en medio de la prueba, para que ésta permanezca y no falte. Jesús se interpone para que los fines, y no los planes, del Diablo se lleven a cabo. Jesús había orado pidiendo que el tropiezo de Pedro no terminara convertido en un fracaso irreversible como el de Judas.

Jesús ofrece esperanza no sólo a Pedro sino a los demás también “…una vez que hayas regresado, fortalece a tus hermanos”. Quién lo diría, muchos de nosotros que hemos pasado por las verdes y las maduras de la vida cristiana somos los más indicados para Dios. Pedro se convierte ahora en la provisión de Dios para sus colegas. Hermano, tú que pensabas que Dios no volvería a usarte por haber caído y que no tienes esperanza de volver a lo que antes tenías, anímate y permítete ser restaurado porque al final de tu zarandeo tú serás provisión para tus hermanos. Y cosas mejores vendrán. Es así como el fortalecido y el restaurado, llega a ser quien fortalece, el consolado llega a consolar, el sanado llega a sanar.

Dios es capaz de tomarnos como una vasija de barro, arrojarnos contra el suelo, y de los pedazos formar una completamente nueva. Después de esta prueba Pedro sostuvo, ahora de Dios, su decisión de seguir a Jesús hasta la cárcel y la muerte misma. Lo glorioso de este relato no es la caída sino la restauración y como es levantado para un verdadero compañerismo con Cristo. Tres veces negó a su Señor, pero en tres afirmaciones dichas por Jesús fue restaurado al ministerio “Apacienta mis corderos… pastorea mis ovejas… Apacienta mis ovejas” (Jn. 21:15-17). Nuestra cristiandad es probada en medio de lo normal de la vida, con sufrimientos, angustias y aun caídas. El zarandeo hará visible quien soy y lo frágil que puedo ser; pero así mismo me mostrará el grano limpio, el que por gracia Dios ha conservado. Leamos algunos de los consejos de Pedro mismo a sus hermanos:

“La prueba de vuestra fe, más preciosa que el oro que perece, aunque probado por fuego, sea hallada en que resulta en alabanza, gloria y honor en la revelación de Jesucristo” 1 P. 1:7

“Pues vosotros andabais descarriados como ovejas, pero ahora habéis vuelto al Pastor y Guardián de vuestras almas” 1 P. 2:25

“Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que Él os exalte a su debido tiempo, echando toda vuestra ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de vosotros” 1 P 5:6-7



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